Incertidumbre

Héctor A. Gil Müller

Aunque no ha sido aún catastrófico, el peso Mexicano se ha convertido en una de las monedas más depreciadas con la llegada de Trump a la Casa Blanca. Entre el 5 de noviembre y el 17 de enero el peso ha pasado de valer 20.07 por cada dólar a 20.77, eso representa una depreciación de 3.46%. La presencia de Carlos Slim el principal magnate mexicano en la toma de protesta muestra el frente de combato que se pretende construir.

Las reacciones por el discurso inaugural de Trump siguen siendo escépticas desde México, algunos afirman un cuatrienio en los mismos términos que el anterior, que fue provechoso por la presión contra China que impulsó la inversión aquí en el país dando pie al Nearshoring. Otros ven un panorama totalmente adverso para el crecimiento con un arancel que ha de disuadir la inversión.

El discurso de Trump fue aplaudido en un entorno conservador que busca construir esperanzadoramente el mundo americano de los 50’s, aquel mundo que creaba el sueño americano. Un estado conservador de fuertes raices religiosas, con una vocación industrial y con una ambición expensionista. Ese modelo populista parece desatender la crisis actual que tiene el poder al enfrentarse a más opciones, a una nueva mentalidad y una movilidad más simple. Algo muy interesante del discurso de Donald Trump es la necesidad de límites que el mundo necesita. La ausencia de límites no es libertad, es falta de forma y nosotros necesitamos límites, ellos nos dan seguridad y velocidad. El mundo, en un falso liberalismo, ha terminado con una falsa libertad. Un libertinaje que lejos de crecer deforma y aunque hoy debemos ser mejores, más humanos o más grandes resulta paradójico saber que somos menos.

Es interesante la presión que cae sobre gobiernos de izquierda ante una llamada de capitalismo creciente. Ante la posibilidad de un cierre del mundo global y meramente competitivo ahora nos pesa el solo pensamiento de perder la industria.

En México la presidenta Sheinbaum ha lanzado su estrategia sexenal de atracción de inversiones ofreciendo una bolsa de hasta 30 mil millones de pesos en incentivos fiscales. Nos hemos acostumbrado a crecer no por lo que hacemos sino por lo que atraemos. Las nuevas inversiones que llegan se vuelve el objetivo, pero lamentablemente cuando amenazan con partir.

En algo coinciden los analistas políticos, en la incertidumbre de los tiempos. La incertidumbre en política y en economía es lo que el estrés es para la salud, es el culpable de cualquier malestar, real o ficticio pero inculpado. En la incertidumbre se crece pero no como consecuencia del mérito, de ahí la injusticia del momento. Incertidumbre expresa la ausencia de lo cierto y lo exacto; lo que no podemos predecir. Y así estamos, en un momento de inicios, con una promesa de intervención ante el flagelo de los cárteles mexicanos pero también de reducción de nuestras inversiones con unos aranceles mortales.

El mundo mismo es incierto. También es volátil, complejo y ambiguo. Estas condiciones traen la profunda convicción de construir cada día, al mero uso tan antiguo de los romanos con el “carpe diem” porque no podemos hoy saber las condiciones del mañana. El mundo no puede ser de emociones o de razones, es una profunda mezcla multicolor que nos pide decisión sobre reacción.

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