Bitácora de futuro: Los escombros de una guerra

Autor Bayardo Quinto Núñez

“Expresando mentiras no sos libre, sos presidiario (a) perpetuo” (Bayardo Quinto Núñez)

Así circundó (a) y pueden discurrir lo que mejor les convenga, y por donde lo conduzcan sus intereses, siempre habrán ideas que dilucidar como condición sine qua non en donde se escenifican biodramas, auto ficción, realidades, dramas, acción, que, danzan en la ambivalencia, de lo que es y no es, como aquel estado anímico donde coexisten dos sentimientos opuestos, como la guerra y la paz; el amor y el odio.

Y. Como dice la historia: “El Coloso de Rodas fue una estatua del dios griego Titán Helios, de 33 metros de altura, erigida frente a la isla griega de Rodas, por Carés de Lindos entre el 292 y el 280 a.C. Era una de las siete maravillas del mundo antiguo y hacía guardia a la entrada del puerto de la ciudad, con un pie a cada lado de los barcos que pasaban. Pero permaneció en pie sólo 54 años, hasta que fue destruida por un terremoto en el año 226 a.C.” Esto nos indica, nos deja ver que, todo algún día desafortunadamente tiene su final por muy poderoso que se es. (Fuente: Wikipedia)

Por supuesto no hay que ser fatalista, pero si cuidadoso y a la expectativa. Hace muchos años en marcados históricamente en décadas y décadas de tiempos idos, en las bulliciosas calles de las ciudades, montañas, poblados en el año del triunfo de la libertad y de la ideal instalación de un nuevo esquema social, político, económico e ideológico, pero, y ante lo novedoso y desastroso de los escombros de la guerra, y la perdida de valiosísima vidas humanas, no todo era síntoma de verdadero, se veía la acción romántica, premeditación, alevosía y la dolosa, pero se colegía la llegada de otros tiempos con sus propios bemoles.

Mujeres, niños, adolescentes, adultos emprendieron ese viaje de libertad tan complicado, pero que pronto se convertiría en una historia susurrada, traicionada, debido que el elemento “amigo” era el enemigo por antonomasia, que, quedó en las paredes de los estamentos, Estado actual de esa década, como un “Caballo de Troya Moderno” para a posteriori en otro (s) momentos desquebrajar desde adentro, usando mentiras, chismes, indisposiciones, corrupción de todo estilo, despilfarro y demás, sin faltar bajo brazo, el escondite, en sala de espera para la traición, ese era el móvil de esa década del tiempo. En consecuencia, no es remoto que, actualmente eso esté sucediendo desde adentro, con el CABALLO DE TROYA MODERNO, porque de afuera para adentro es imposible, es de adentro para más adentro. Como andan las cosas y se ven, nada es imposible, tiene una tabla matemática de verdad.

Y tintineando de historia en historia, partió para navegar hacía otros rumbos bochornosos inducidos por los “amigos” que eran los verdaderos enemigos de siempre. Hubiese sido mejor quedar dónde se estaba, pero no fue posible, porque en muchos imperó la ceguera y sordera política. Y, por otra parte, hizo mella la corrupción en todas sus modalidades, corrupción que fue un punto crucial, la cobija para traicionar, fue una cortina de humo y como buena consejera lo destruyó todo, entre los escombros y los restos de ese tiempo sibilino, procaz, que al final sucedió. Pero, el espíritu de muchos que eran una minoría, fue continuar, permaneció inquebrantable, pero no prosperó, por lo menos se hizo el intento y eso es tener más que conciencia.

En esa época, la historia nos arguye que, la guerra, en la ciudad, campo había cobrado su precio a costa de mucha sangre, pero la resistencia social se negó a vacilar y continúo esforzándose, avanzando hasta lograr su cometido de conciencia, el triunfo. Lo cual años mas tarde quedó como estandarte y símbolo de fuerza y supervivencia.

Y, como arguye el filósofo Mestrius Plutarchus, aproximadamente en el año 100 d.C planteó una teoría que daría lugar a un gran abanico de dudas existenciales y posturas que en la antigüedad fueron objeto de debate y hoy sirven para reflexionar sobre el mundo que nos rodea: El barco donde volvieron Teseo y los jóvenes de Atenas era conservado desde la época de Demetrius Phalerus, pues para su mantenimiento retiraban las tablas dañadas, poniendo otras nuevas que resultaran más resistentes. A raíz de esta situación, el filósofo planteó una incógnita crucial: ¿Sigue siendo el mismo barco pese a todas sus partes cambiaron o estamos en presencia de un objeto completamente nuevo?” (Fuente Google; Wiquipedia))

De tal suerte, en ese tiempo de guerra (s) con la novedad de un nuevo futuro, sistema, mientras se caminaba por las estrechas calles descalzas, adoquines, pavimentadas, con una pobreza irresistible, pero tolerable, muchísimos del pueblo habían soportado las dificultades de la guerra. Con una sonrisa refulgente y con esa noble de palabra amable, pero, en medio de la desesperación, los simples actos de generosidad poblacional sirvieron para encontrar consuelo en el más simple de los placeres mundanos. Las noticias corrió por toda la ciudad, y muy pronto, en todos los ámbitos de la vida el aroma a comida recién hecha, y el tintineo de las botellas de licor de todas las especies, entre otros vicios, se fueron comportando, convirtieron en un antorcha no de esperanza, sino derrota sin tener arma en mano.

La guerra evidentemente había estigmatizado a la población, y la resistencia era interna, porque quedó insertado el cáncer de la maldad, “EL CABALLO DE TROYA MODERNO” que corroyó desde adentro y para sobrevivir indisponían, entonces, las calles se volvieron a llenar de angustias y tristeza, como eco que no se sabía nada, pero había una gran sospecha a voces por el elemento que había quedado inserto en la médula de la nueva libertad.

Con el tiempo se convirtió en una leyenda no escrita, era un secreto en boca cerrada. Lo cual fue incomprendido, porque nunca quisieron aceptar la estadía de todos (as) esos malandrines, después fue la soberana sorpresa y el derrumbe. Está historia ayudó a reconstruir la propia manera de ir sanando. Incluso, aunque aparentemente la cicatrices de la guerra se había desvanecido se continuó su tradición convirtiéndose en un símbolo de verdad

Y así, está (s) historia, vive como un recuerdo que jamás será olvidado, ahí quedará en los anales de la historia, que, en los tiempos de los tiempos más tenebrosos, oscuros, el amor, y la bondad serán el poder de sanar y unirse. Ahora en esta era moderna, el psicorumbo es lo que debió ser y lo que por historia no se cumplió, ahora quizá se logre en todo su formato. Esa es la ambición sana. Es como ganar una guerra.

Biodatos de Bayardo Quinto Núñez. Escritor, Pintor, Músico y Licenciado en Ciencias jurídicas y Sociales. Nicaragüense
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