Autor Bayardo Quinto Núñez
1. Parangón del infierno y suponer
En una tarde lóbrega, y con víspera de llover, se inició un conversatorio entre los amigos pohetas Magda y Bayardo, se entabló con una notable taza de café humeante y unos trozos de pan recién salidos del horno, en ese instante del tiempo…!!!
-El infierno no es para toda la vida, entonces quiere decir, ¿qué el paraíso prometido en las Santas Escrituras queda como una ilusión.? Considero, estemos en el infierno o cielo, no estamos muertos. Y la vida terrenal es la antesala de la segunda vida en cualquiera de los dos estadios, exterioriza Bayardo a Magda-.
-La muerte no existe. la palabra “supone” es temática de la sospecha. Para leerlo se tiene que descifrar cada palabra, sin caer en la afirmación que usted no “Supone” sino que afirma, le señaló Magda a Bayardo-.
-No soy crítico literario. Ni estoy sometiendo a crítica su texto, pues, no trato eso, sino que me llamó la atención su dimensionalidad con la que traslada su contenido. Y, en todo caso, respeto sus letras plasmada. Y, sin ánimo de polemizar. “Supone” es, según el diccionario: Considera como cierta o existente una cosa. Y se toma como base de un razonamiento o de una consideración. Salvo que se deje en conjetura. Pero conforme el contexto usted afirmó, repuso Bayardo-.
-Entre sorbo y sorbos de café, “suponer” lo considero una conjetura personal, inquirió Magda-.
-Ahora le entiendo, lo hizo personal. El lector puede asumirlo de las dos maneras, como cierto o como conjetura, como un parangón dentro de las letras para tomarle más sabor. Vale su aclaración. Quedando al libre arbitrio del lector la interpretación en sentido afirmativo o no acerca del infierno, repuso Bayardo-.
-En verdad así mismo es ni dudarlo Poheta, amenamente respondió la poheta Magda-.
-Por eso, se dice, que la verdadera interpretación la tiene el autor, y el lector puede hacerlo en varias direcciones en algunos casos o en todos, concluyó Bayardo en momento que desde los Cielos se desprendía un torrencial aguacero, con truenos, rayos luminosos, que daba temor existir, era como ver una guerra atómica.
2. Silueta literaria, el pez
Don José, le comentaba a Remigio: Tengo ganas de comerme un pescado grande, hermoso, gordo. Veré cuál marítimo lo encuentro para freírlo en una paila hirviendo para que quede tostadito. Idiay, tiempo después no me dio la cobija me fajaré con un pollito, ni modo. A posteriori estudiaré, practicaré música para relajar el entorno de mi alma.
-Esta bien, hazlo, respondió Remigio
El autor Bayardo Quinto Núñez es escritor nicaragüense