Staff/Rossi
Desde 1996 en casi toda la extensión de México se adopta el horario de verano, un período que dura casi siete meses y que resulta de adelantar una hora el reloj el primer domingo de cada abril.
El argumento oficial es que el cambio de horario obedece al aprovechamiento de la luz natural y a reducir los gastos energéticos, es decir, a procurar el ahorro de energía eléctrica.
Encontrándonos a más de 25 años de la adopción de la medida -y a propósito de que en el Congreso de la Unión se abrieron debates en torno a cuán conveniente es para la salud adelantar el reloj cada comienzo de abril y atrasarlo al término de cada octubre-, es buen momento para apelar a las cifras y saber si el pretendido ahorro de energía se ve reflejado en los bolsillos de las y los mexicanos.
Horario de verano vs. Horario de invierno
De acuerdo con un nuevo estudio elaborado por Fintonic, la aplicación que permite a las y los mexicanos gestionar mejor su dinero y acceder a créditos justos, el horario de verano representa un gasto extra para los hogares de México, pues la diferencia con respecto a lo que se paga de luz durante el horario de invierno puede ser de entre 500 y 700 pesos adicionales.
El estudio tomó como referencias los años 2019 y 2020 -los cuales sirven también para observar la diferencia en costos de consumo de luz después de que el gobierno ordenó el distanciamiento social-, así como una parte de 2021, y los hallazgos contradicen la postura oficial.
En 2019 el horario de verano comenzó el 7 de abril y terminó el 27 de octubre y el gasto promedio en luz registrado por los usuarios fue de 2,012 pesos por el período completo.
El horario de invierno comenzó el 28 de octubre de 2019 y terminó el 4 de abril de 2020, y el gasto promedio en luz fue de 1,406 pesos por la totalidad del período. Hablamos de que en horario de verano se gastaron más de 600 pesos adicionales.
En el siguiente horario de verano, iniciado el 5 de abril de 2020 y finalizado el 25 de octubre del mismo año, los usuarios registraron un gasto promedio en luz de 2,363 pesos por el período completo, mientras que por todo el horario de invierno -iniciado el 26 de octubre y concluido el 2 de abril de 2021- el gasto se mantuvo en un promedio de 1,598 pesos. La diferencia es de casi 800 pesos.
Y por lo que hace a 2021, el horario de verano inició el 3 de abril, concluyó el 30 de octubre y por la totalidad del período se registró un gasto promedio de 2,385 pesos, mientras que el horario de invierno inició el 31 de octubre, terminó el 2 de abril de 2022 y llegó a la marca promedio de 1,571 pesos por el período completo.
Gasto mensual
Ante estos números, puede que haya dudas en torno a que el gasto incrementado en horario de verano obedece a que es un período de casi siete meses contra los cinco que dura el horario de invierno, pero para evitar confusiones o cifras tendenciosas lo que corresponde es sacar el promedio del gasto mensual en ambos casos.
En ese sentido, el horario de verano registró un gasto promedio mensual de 287.42, pesos, 337.57 pesos y 340.78 pesos en 2019, 2020 y 2021, respectivamente, mientras que el horario de invierno registró un gasto promedio mensual de 281.30 pesos, 319.60 pesos y 314.30 pesos en los mismos años.
En otras palabras, el horario de verano representa más gasto para las familias mexicanas, sea que se analice el período completo o haciendo la división por mes.
¿Qué se puede hacer para reducir el consumo de luz y, por ende, ahorrar dinero?
A la par del estudio, Fintonic proporcionó una serie de consejos con miras a ahorrar mensualmente y destinar menos dinero al recibo de luz.
1. Desconectar aparatos que no se usan. De hecho, los equipos sin uso que permanecen conectados a la corriente representan el 11% del total de gasto eléctrico, es decir, en cuando se desconecten implicarán un ahorro de entre el 10% y el 15% del total del recibo.
2. Instalar focos ahorradores. La razón es que consumen 75% menos energía eléctrica y duran 10 veces más, sin sacrificar intensidad de iluminación.
3. Optimizar el hogar. Por ejemplo, cuando los techos y paredes son de color claro, reflejan mejor la luz natural.
4. Ventilar de forma natural. Los ventiladores y calentadores hacen que el recibo de luz se dispare hasta en un 30% de lo habitual.
5. Darle mantenimiento a los electrodomésticos. Dispositivos como el horno eléctrico, el microondas y el tostador funcionan mejor y gastan menos energía cuando funcionan correctamente.
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