Universitat Oberta de Catalunya
La pandemia ha acelerado cambios que eran inevitables en el mundo educativo. Según un informe de CEPAL, en 29 de 33 países analizados en América Latina se han establecido formas de continuidad de los estudios en diversas modalidades a distancia; en 26 países se implementaron formas de aprendizaje por internet, y en 24 se establecieron estrategias de aprendizaje a distancia en modalidades fuera de línea. «Se han evidenciado las posibilidades que otorga la tecnología, pero la tecnología no sirve de mucho si se utiliza para replicar los esquemas tradicionales. Debe ayudar al docente y empoderar al estudiante para que tome decisiones sobre sus procesos de aprendizaje: qué quiere aprender, cómo, cuándo y dónde», así lo indicó Silvia Sivera, directora del eLearn Center de la
Universitat Oberta de Catalunya (UOC), durante el evento Reinvención universitaria: docentes que inspiran, organizado por la Universidad Católica de Cuenca (UCACUE).
Aunque el mundo está en constante cambio, la universidad sigue siendo una institución bastante granítica: «no han cambiado significativamente ni los roles docentes, ni los de los estudiantes, ni las metodologías; la universidad ha sido como una catedral: sólida, robusta, imponente; construida a veces durante siglos y con vocación de permanecer durante siglos».
Para la directora del eLearn Center de la UOC, es momento de rediseñar el futuro de la universidad: «Hay que evolucionar en la facilitación del aprendizaje, pues la tecnología evidentemente irá cambiando y tendremos que ir fluyendo con ella, ya que nos encontramos ante un entorno de aprendizaje líquido, que obliga a la adaptación constante. Hay que pensar en cómo queremos que sea el aprendizaje con un horizonte de décadas por delante y no de siglos hacia atrás, puesto que aprender en un mundo líquido implica nuevas maneras de enseñar a lo largo de la vida, si queremos continuar formando profesionales adaptables a los cambios».
Proceso de aprendizaje con una visión creativa
A partir del estudio realizado por los investigadores George Land y Beth Jarman, se evidenció que el sistema escolar y la educación que reciben la mayoría de niños y niñas mata al genio creativo que todos llevan dentro, lo que provoca que, a medida que vamos creciendo, la creatividad se termine perdiendo o reprimiendo.
En el mercado laboral, la creatividad se considera una de las habilidades blandas (soft skills) más demandadas, y es por esto por lo que, sin duda, las universidades deberán continuar trabajando esta competencia, reforzando la enseñanza y la práctica de técnicas creativas e incorporando una capa creativa al diseño instruccional de los programas académicos. «Una forma de hacerlo es detectando oportunidades de innovación en cada fase del proceso educativo. Así, los docentes, además de referentes académicos, intelectuales, también seremos referentes creativos de los estudiantes y, si hacemos las cosas diferentes, los estudiantes se convencerán de que hay otras maneras de abordar el aprendizaje con más eficacia», explicó Sivera.
La creatividad se deberá desarrollar durante todo el proceso educativo, desde el planteamiento metodológico, los recursos de aprendizaje, las herramientas docentes y las actividades de cada asignatura hasta la evaluación o feedback.
Pero ¿cómo hacerlo? Sivera lo explica en detalle en uno de los vídeos del ciclo de Docencia No Presencial de Emergencia que ofreció la UOC para ayudar a toda la comunidad docente que tuvo que adaptarse a la virtualidad al inicio de la pandemia.
Fruto de los 25 años de experiencia en e-learning, investigación e innovación constante, docentes de la UOC se implicaron en el ciclo y compartieron las claves del modelo pedagógico -ideado y diseñado desde un entorno virtual- para orientar sobre estrategias docentes digitales, evaluación, herramientas, metodologías e incluso temas de ámbitos educativos específicos.
Siguiendo esta visión de un proceso de formación creativo, la UOC está actualmente inmersa en un plan de transformación de asignaturas, a través del cual se rediseñan las materias para centrar el trabajo del estudiante en retos conectados con la práctica profesional. De esta forma, no solo se accede a nuevos conocimientos, sino que se adquieren las competencias, habilidades y estrategias para aplicarlos a distintos contextos de la vida profesional o personal.
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