Staff/Rossi
La destrucción de los ecosistemas y el aumento de la contaminación en tierra, agua y aire está estrechamente relacionada con la propagación de enfermedades infecto-contagiosas como el COVID-19.
La importancia de contar con aire limpio es vital para evitar las complicaciones por enfermedades respiratorias. De acuerdo con especialistas del Instituto Nacional de Salud Pública (INSP), los altos niveles de contaminación atmosférica aumentan la vulnerabilidad de la población a las infecciones bacterianas y virales, “lo que puede influir en la progresión del brote de COVID-19 al aumentar la susceptibilidad del huésped a la infección vírica”.
Con ello coinciden la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) y la Comisión Ambiental de la Megalópolis (CAME), quienes han advertido que las personas que viven en lugares con mala calidad de aire “son más vulnerables a las epidemias respiratorias, pues la contaminación debilita el sistema inmune y lo hace menos resistente a virus y bacterias”.
A raíz de la pandemia, científicos de todo el mundo han advertido que una gestión adecuada y sustentable de los recursos naturales será vital para la lucha contra el COVID-19 o futuras enfermedades. Inclusive, la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda a los países cambiar sus políticas medioambientales en favor del cuidado de la naturaleza, además de considerar “que la protección de la vida, los medios de sustento y el medio ambiente depende del apoyo de la población”.
En este sentido, en México existen ejemplos de empresas que están apoyando con el ejemplo de ayudar al medio ambiente, como NEUBOX, empresa mexicana líder en hosting en América Latina, quien por medio de una campaña de reforestación tiene planeado sembrar más de 10 mil nuevos árboles en todo el país durante el 2021, y además se encargará de sus cuidados y monitoreo hasta su vida adulta.
“Las empresas también jugamos un papel importante en la preservación del medio ambiente, no podemos mantenernos como entes pasivos, debemos involucrarnos con nuestro entorno y fomentar la participación de la población a través de acciones concretas que tengan un impacto positivo en el medio ambiente, y en esta situación, también poner un granito de arena para evitar la propagación del coronavirus”, señala Alonso Romero, coordinador de responsabilidad social de NEUBOX.
La OMS estima que más del 90% de las personas respiran aire con niveles de contaminación que superan los valores límite establecidos por el organismo. Además, los entornos urbanos son los responsables de más del 60% de las emisiones de gases de efecto invernadero, de ahí la importancia de contribuir a que estos espacios se conviertan en áreas verdes.
Al igual que NEUBOX, otras empresas con políticas de responsabilidad social han emprendido campañas para cuidar el ambiente que involucran a la población como Vips, quien ha organizado jornadas de recolección de basura y desechos en Acapulco, Guerrero para tener playas y mares limpios.
El futuro está en los árboles
Los efectos devastadores de la contaminación también han alterado el equilibrio natural de los ecosistemas, degradado el suelo, contaminado el aire y provocado la escasez de agua potable, la cual es vital para mantener las medidas de higiene y contener la propagación del virus. Según Unicef, una de cada tres personas en el mundo no tiene acceso a agua potable.
Los árboles además de contribuir a la filtración de agua pluvial absorben CO2 (Dióxido de Carbono) y lo convierten en Oxígeno. Se estima que para satisfacer la demanda de oxígeno diario para una sola persona se necesitan cerca de 22 árboles, o aproximadamente 0.41 hectáreas plantadas. Por lo cual es de vital importancia las campañas de reforestación.
Nuevas amenazas
Para los expertos no hay misterio detrás de la aparición del COVID-19, 22 especialistas en enfermedades infecciosas convocados por la Plataforma Intergubernamental Científico-Normativa sobre Diversidad Biológica y Servicios de los Ecosistemas (IPBES), señalaron que el virus es consecuencia de la sobreexplotación del suelo, “la expansión e intensificación de la agricultura, y el comercio, la producción y el consumo insostenibles perturban la naturaleza y aumentan el contacto entre la vida silvestre, el ganado, los patógenos y las personas. Este es el camino que conduce hacia las pandemias”.
La Organización de las Naciones Unidas (ONU) estima que hay entre 540 mil y 850 mil tipos de virus desconocidos en la naturaleza y potencialmente contagiosos para el hombre. No obstante, estos riesgos pueden aminorarse significativamente si se promueve el cuidado y preservación de la biodiversidad.
Además, diversos estudios retomados por la ONU señalan que más del 70% de las enfermedades humanas conocidas hasta la fecha proviene de animales y se propagaron por la invasión del hombre en la naturaleza.
¿Qué sigue?
El confinamiento mundial ocasionado por la pandemia en sus inicios marcó huella de inmediato en el entorno. En las noticias y redes sociales se viralizaron imágenes inéditas de cielos despejados, aguas limpias y el retorno de algunas especies animales a consecuencia de la inactividad humana; a pesar de estas señales alentadoras para el medio ambiente la pregunta es ¿qué haremos para continuar por ese camino?
La OMS estima que el costo anual de la contaminación anual es de 5 billones de dólares, más de lo que gastan en salud todos los gobiernos del mundo y unas 2 mil veces el presupuesto del organismo.
Por lo anterior el organismo propone seis acciones para una recuperación del COVID-19 saludable y respetuosa con el medio ambiente:
1) Proteger y preservar la fuente de la salud humana: la naturaleza.
2) Invertir en servicios esenciales, desde agua y saneamiento hasta energías no contaminantes en los centros de salud.
3) Asegurar una transición energética rápida en pro de la salud.
4) Promover sistemas alimentarios sanos y sostenibles.
5) Construir ciudades sanas y habitables.
6) Dejar de financiar la contaminación.