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SÍDNEY.- Fue lo más parecido a un Año Nuevo en el infierno. Los incendios que avanzan sin freno en el sudeste de Australia bloquearon en el último día del año a unas 5000 personas en dos playas, entre las llamas y el mar, y las autoridades activaron un operativo de rescate a gran escala.
En la ciudad turística costera de Mallacoota, las 4000 personas que quedaron encerradas en la playa pudieron ser salvadas ilesas en camiones de bomberos. Sin embargo, la ciudad podría permanecer aislada durante semanas a raíz de las llamas, por lo que las autoridades lanzaron víveres y enviaron un barco cargado con comida para dos semanas.
En Malua Bay los incendios forestales se extendieron hasta el precipicio de los acantilados, donde más de 1000 personas quedaron atrapadas en la playa, rodeadas por un anillo de fuego. “Todos estaban en la playa, cubiertos de cenizas y humo”, contó Al Baxter, un exjugador de los wallabies, la selección australiana de rugby, según publicó el diario The Guardian.
“Los vientos se hicieron cada vez más fuertes y luego, alrededor de las 10 [hora local], se podía escuchar lo que parecía una gran cascada. El humo se hizo muy pesado y hacia el noroeste comenzamos a ver focos apareciendo”. añadió. Así comenzó el gran incendio.
En Malua Bay, la gente permaneció en la playa durante casi 24 horas, sin poder comunicarse por teléfono y sin electricidad. Por eso, las redes sociales se llenaron de mensajes de familiares que intentaban tener noticias.
A las 10 de la mañana, las personas que estaban en el club de surf se dirigieron a la playa por el avance de los incendios y permanecieron cerca de la orilla, en un intento por alejarse del humo y las cenizas. Por la noche, un grupo se hizo camino hacia un espacio en construcción cerca de la playa, donde refugiaron a unas 100 personas, mientras que otros se quedaron en la playa. Hubo daños significativos en Malua Bay y sus alrededores, el club de la ciudad fue destruido y por lo menos una docena de casas fueron incendiadas. También hubo personas que se refugiaron en la playa de Batesman Bay, pocos kilómetros al norte.
La policía confirmó que encontró hoy tres muertos, con lo que se elevó a ocho la cantidad de fallecidos desde el lunes pasado.
Más de 200 viviendas fueron destruidas y algunos pueblos se convirtieron en ruinas por los incendios en Australia. Pero la preocupación creció a medida que se perdió el rastro de algunas personas cuando el fuego alcanzaba el sudeste del país.
Para el operativo se desplegaron barcos y aviones militares con el objetivo de aportar ayuda humanitaria y evaluar los daños después de una de las peores jornadas desde el inicio de la temporada de incendios en septiembre.
Los bomberos afrontaron grandes dificultades para socorrer a las personas con quemaduras en áreas aisladas. Al menos tres de ellas fueron evacuadas por aire, según confirmó el jefe de bomberos del estado de Nueva Gales del Sur.
Varias zonas turísticas recibieron miles de personas -turistas y lugareños- que pasaron la noche de Año Nuevo a orillas del mar, acorralados por las llamas, sobre todo en clubes de surf. Algunos damnificados aprovecharon la reapertura de varias rutas para volver a sus casas, a pesar de que los fuegos continúan arrasando el territorio.
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