Cuando leo algunos versos, me siento tan humano, parte de una especie que nunca debe extinguirse: Alejandro Palma

El autor de los poemarios Inédito, Mañana y Nuncamente dialoga sobre la poesía
En Poesía, Octavio Paz escribe: (…) Entre mis ruinas me levanto/ solo, desnudo, despojado/ sobre la roca inmensa del silencio/ como un solitario combatiente contra invisibles huestes./ Verdad abrasadora ¿A qué me empujas? ¿Es la poesía revelación, conocimiento? ¿Es el poeta su instrumento? Estos y otros cuestionamientos aborda en una breve entrevista, a propósito del Día Mundial de la Poesía, Alejandro Palma Castro, académico en el Posgrado en Literatura Hispanoamericana, de la Facultad de Filosofía y Letras de la BUAP.

Autor de los poemarios Inédito, Mañana y Nuncamente, su escritura es una indagación de la palabra como material y su transformación en algo artístico: “La revelación de un fenómeno maravilloso”. Por ello, apunta, “trato de captar mi asombro ante la magia de la poesía que convierte algo tan cotidiano, como la lengua, en algo particular y extraño”.

-La poesía, alguna vez escribió Paz, es conocimiento. Es liberación interior. Revela este mundo, crea otro. Si la poesía está tan cerca de las grandes preocupaciones existenciales, ¿cómo explicar que no sea un género de muchos lectores?

-Porque nos ha llegado o identificamos solo un tipo de poesía: aquella culta, de expresión difícil y entendible solo para algunos. Pero en realidad la poesía fue un asunto popular y cotidiano. De hecho sigue siéndolo solo que no nos damos cuenta. Por ejemplo, de pronto cuando queremos dar un buen consejo a alguien solemos utilizar estos versos de Antonio Machado: “caminante no hay camino/ se hace camino al andar”.

– Pensamos que se trata de un refrán…

-O si acaso de una vieja canción de Joan Manuel Serrat!, y ya casi nadie se acuerda que es un poema de Machado. Así como este caso repetimos versos, imágenes, metáforas que alguna vez fueron poemas. La poesía es tan variada como los gustos. Y por eso hay a quienes les encanta Jaime Sabines o consideran que Joaquín Sabina es un verdadero poeta y pocos son los que se han interesado por Octavio Paz. Contestando a tu pregunta, la poesía sigue de cerca las grandes preocupaciones de la humanidad solo que se trata de una poesía tan cotidiana que nunca la miramos con esos ojos.

-¿Nada más alejado del poema, entonces, visualizarlo como un texto difícil, poco claro, encriptado?

-Esa idea es una que prevaleció al cabo de los siglos pero era una sola manera expresiva: Aristóteles en su Poética hablaba de la “palabra extraña” que se alejaba de lo usual como una manera noble de componer (eso sí sin caer en el exceso); los romanos la consideraron un procedimiento retórico, obscuritas; más tarde, durante el barroco, se le llamó dificultismo y era todo un juego revelar el sentido de un poema. A principios del siglo XX el formalista ruso, Viktor Shklovski, lo denominó uno de los mecanismo de desautomatización de lo cotidiano desde el oscurecimiento y dificultad de la forma: zatrudnennaia forma. Y así ha ido pasando de época en época hasta el grado de pensar que mientras menos se entienda un poema, mejor es su calidad.

-Un mero formalismo…

-También hay que tomar en cuenta que la poesía no está para ser entendida como quisiéramos desde el ámbito de lo lógico. El poema actúa contra la lógica del habla. Por ejemplo, en Romance sonámbulo, Federico García Lorca comienza: “Verde que te quiero verde/ Verde viento. Verdes ramas […]”. Preguntas lógicas serían ¿a quién quiere verde la voz del poema?, ¿por qué reitera la palabra verde, no basta con una sola vez?, ¿cómo es un viento de color verde?, etc. Sin embargo, a pesar de no poder contestar completamente estas preguntas, sí podemos disfrutar de la musicalidad de la palabra verde corriendo a lo largo del poema. La inteligencia de un poema quizás estaría no tanto en su significado como en el sentido que tenga para un lector; esto es, me dice algo.

-Nuevamente cito a Paz: “El poema es vía de acceso al tiempo puro, inmersión en las aguas originales de la existencia. La poesía no es nada sino tiempo, ritmo perpetuamente creador”. ¿Cuál es la relación de la poesía y el tiempo?

-Dice un personaje de la película El lado oscuro del corazón, del argentino Eliseo Subiela -por cierto, una película sobre poesía con muchos poemas-, que la poesía es la única que puede detener el tiempo y por lo tanto vencer a la muerte. Claro, la idea de Paz, que viene en su maravilloso texto El arco y la lira, apunta más al carácter creativo del poema: leer un poema es recrearnos a nosotros mismos, crear otra realidad y otra conciencia a través de la experiencia poética. En dicho sentido varios poetas ven en el poema un modo de trascender el tiempo material. Lo hace el poeta medieval Jorge Manrique en Las coplas a la muerte de su padre y lo sigue haciendo Jaime Sabines cuando escribe Algo sobre la muerte del mayor Sabines, pero también Alejandra Pizarnik en Extracción de la piedra de la locura o Alaide Foppa, quien tiene estos versos tan profundos: “Quisiera vivir un día/ sin mañana”.

-En la poesía todo tiempo pasado se vuelve presente…

-Lo que hace único al género ha sido su capacidad de enunciar, en un tiempo y espacios presentes, cualquier vivencia. Retomando a César Vallejo, no puedo dejar de pensar en los siguientes versos:

[…]

Me viene a pelo,
desde el cimiento, desde la ingle pública,
y, viniendo de lejos, da ganas de besarle
la bufanda al cantor,
y al que sufre, besarle en su sartén,
al sordo, en su rumor craneano, impávido;
al que me da lo que olvidé en mi seno,
en su Dante, en su Chaplin, en sus hombros.

[…]

Sin embargo, cuando leo estos versos me siento tan humano, parte de una especie que nunca debe extinguirse.

-A través de las palabras el poeta busca aprehender lo efímero. ¿Cómo percibe su relación con las palabras?

-En primera instancia no hay que olvidar que el material con el cual trabaja un poeta son las palabras. La respuesta podría ser tan obvia como preguntarle a un zapatero, ¿cuál es su relación con los zapatos?, pero sabemos que se complica porque a diferencia de los zapatos, las palabras a veces no resultan un material tangible. Jorge Luis Borges se pregunta en su poema “El Golem”:

Si, (como el griego afirma en el Cratilo)
el nombre es arquetipo de la cosa,
en las letras de rosa está la rosa
y todo el Nilo en la palabra Nilo.

[…]

Mi relación con las palabras es una que no acabo de descubrir y por eso me gusta estudiar la poesía. Por ejemplo, tratar de entender cómo escribe César Vallejo. Mi escritura es eso: una indagación de la palabra como material y su transformación en algo artístico. Para mí se trata de la revelación de un fenómeno maravilloso.

– Dice Paz: El poema es esa casa del movimiento perpetuo. Es un perpetuo desafío a la pesantez de la historia.

-José Emilio Pacheco lo decía de otra manera más poética:

[…]

Las cosas hoy dispersas se reúnen

y las que están más próximas se alejan.

Soy y no soy aquel que te ha esperado

en el parque desierto una mañana

junto al río irrepetible en donde entraba

(y no lo hará jamás, nunca, dos veces)

la luz de octubre rota en su espesura.

[…]

Se trata de la posibilidad que nos brinda el poema para poder vivir su experiencia desde un aquí y un ahora que nunca será el mismo. Eso es la maravilla de la poesía, que no importa que haya sido escrita hace tantos siglos, de pronto se vuelve actual y no es la misma y no pasa de moda.

-Retomo lo dicho por usted líneas arriba: “Mi escritura es eso, una indagación de la palabra como material y su transformación en algo artístico”. Hábleme de su poesía, sus temas, sus preocupaciones.

-Creo que como muchos partí del encanto por las palabras, el sentido, la necesidad de expresar sin tener mucha idea de temas. Conforme esto se fue volviendo más un oficio que un impulso, me fui dando cuenta que uno de los temas principales es la misma poesía: por qué se escribe poesía, cómo se escribe, quién la escribe, etc. Y esto me condujo hacia un diálogo constante con la poesía misma. Así es que te puedo decir que la preocupación inicial por expresar algo se ha convertido en una indagación sobre la misma poesía, que se hace evidente en Nuncamente y Mañana. Por eso creo que me siento a gusto cuando trabajo con el lenguaje como algo material y diserto sobre varias tradiciones o estilos poéticos que me gustan. Trato de captar mi asombro ante la magia de la poesía que convierte algo tan cotidiano, como la lengua, en algo particular y extraño.

-¿Cuál es su poema, su obra predilecta?

-Preguntarme por un poema u obra predilecta es como preguntarle a un niño en una dulcería que escoja un solo dulce. Me gusta mucho y variado, tengo mis momentos por ciertas preferencias y luego cambio. Sin embargo al paso de los años creo que conservo ciertas preferencias por lo siguiente: las cantigas galaico-portuguesas medievales porque se trata de composiciones sencillas pero profundas, que con un limitado número de palabras crean, desde la combinación, un artificio de musicalidad y añoranza inauditos; el Primero sueño de Sor Juana Inés de la Cruz porque me parece un poema fuera de serie que permite tantas interpretaciones como lectores y no se agota aun después de tanto buscarle un sentido; la obra de César Vallejo, pero sobre todo Trilce, un libro que me acompañó y definió en muchos aspectos, así como Gethsemani, KY de Ernesto Cardenal. La poesía de Oliverio Girondo me deslumbra en su aspecto vanguardista. Le guardo, también, un lugar especial a varios libros de poesía de Leonard Cohen que me iniciaron en la escritura. Asimismo, varios escritores actuales que captan mi atención porque desafían los límites de la poesía o recurren a inventivas ingeniosas: Raúl Renán, Leopoldo María Panero, Mario Montalbetti, Cristina Rivera Garza, etc.

Alejandro Palma Castro, doctor en Lingüística y Literaturas Hispánicas por la University of Kentucky, en Estados Unidos, miembro del Sistema Nacional de Investigadores, es autor también de libros sobre crítica literaria. Bellatin en su proceso: los gestos de una escritura y Cristina Rivera Garza: una escritura impropia. Un estudio de su obra literaria (1991-2014), son algunos títulos.

Al paso del tiempo, navegar en el entramado de la poesía se ha convertido en una preocupación central del autor de estos versos:

Me vence un temor casi imposible

por lo tanto debiera esconderme

dejar donde queden

aquellas horas previas

a menester de tus labios en futuro.

Promesas llegarán

o las vendré a desaparecer

por verse está. Mientras un copyright

para marcar al ilota

hacerla de idiota en la cama de colores

tan amplia como las ganas de ya hace rato

de hincarle un diente a la suculenta

a ver si al merarla con estro

invade más adentro.

No furia poesía no importa

pura urgencia.

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